sábado, 2 de marzo de 2019

CODICIA INSÓLITA





Se dice de Marco Licinio Craso que creó el primer servicio de «bomberos» en Roma, pero al mismo tiempo, y he aquí lo insólito, formó una banda de pirómanos que originaban tales incendios, cuya sofocación dependía de que el dueño de la propiedad incendiada accediese a vendérsela, caso contrario retiraba los bomberos y en consecuencia la vivienda se quemaba; pero ese no es el único hecho insólito en la vida de Marco Licinio, sigue leyendo y te enterarás de la insólita manera en que murió.
Nace, Marco Licinio Craso, cerca del año 115 a.C. Se desempeña, entre otras cosas, como general y político de la república romana. 

Combate contra Espartaco, abatiéndolo, en la revuelta de los esclavos.

Apoya, financiera (con 830 talentos), y políticamente a Cayo Julio César lo que le permite a este llevar a cabo su impresionante e insólita carrera política.

Debido a la especulación inmobiliaria (en una época de insólitas prohibiciones políticas), y a prácticas ilícitas se convierte en la persona más adinerada y pudiente de Roma para la época. 
En el año 60 a. C. forma, con Cayo Julio César y Cneo Pompeyo Magno, parte del Primer Triunvirato. 

Marco Licinio Craso fue el tercer hijo de Publio Licinio Craso, el cual padece el hostigamiento que Cayo Mario y Lucio Cornelio Cina llevan a cabo contra Lucio Cornelio Sila Félix y sus partidarios.
El año 87 a.C., Lucio Cornelio Sila Félix da un golpe de estado ocupando Roma “manu militari”, pero precisa enfrentar a Mitrídates, quien se encuentra en Oriente, circunstancia que aprovechan Cina y Mario para hacerse con el control de la ciudad, llevando a cabo una despiadada persecución contra los partidarios de Sila; el padre de Marco Licinio Craso (Publio Licinio Craso) era uno de ellos y ante tan feroz persecución opta por suicidarse.

Lucio Cornelio Cina muere asesinado por sus soldados, el año 84 a.C.,  al tratar de sofocar el motín de Ancona, lo que posibilita el acceso al poder por parte de Lucio Cornelio Sila Félix, circunstancia que es aprovechada por Marco Licinio Craso para retornar a Roma.  

Fue, Marco Licinio Craso un hombre de una inmensa, insólita e insaciable codicia e hizo uso, sin miramiento alguno, de los más deleznables métodos para alcanzar la tan ansiada riqueza.

El año 55 a.C., Marco Licinio Craso, esperando obtener pingües beneficios, emprende la guerra contra los partos, la cual degenera en una catastrófica derrota para las huestes romanas en la batalla de Carras.

Urgido por sus soldados intenta pactar con los partos quienes le ejecutan derramándole oro fundido en la garganta para aplacar su insaciable sed de riquezas, a continuación le cortan la cabeza y la mano y se las envian al rey parto.