En un trabajo titulado “El Prodigioso Mundo de Mañana”, publicado en Chicago a mediados de 1942, el profesor Howard Withman supone, entre muchos otros el siguiente “perfeccionamiento”:
“Dentro de unos 25 años, se considerará como muy natural el siguiente espectáculo: un individuo pasea por uno de los parques de la ciudad de Nueva York; de pronto, siente el deseo de hablar con un amigo que está en Chicago. Entonces, saca tranquilamente del bolsillo un aparato de radio, especial para hablar de persona a persona y se pone a conversar con el amigo. Poco importa que éste camine en aquel momento por la Avenida Michigan o que esté esperando el tranvía. No tendrá la menor dificultad en encontrarlo”.
Esto ocurrió casi 50 años antes de la invención del celular.
“Dentro de unos 25 años, se considerará como muy natural el siguiente espectáculo: un individuo pasea por uno de los parques de la ciudad de Nueva York; de pronto, siente el deseo de hablar con un amigo que está en Chicago. Entonces, saca tranquilamente del bolsillo un aparato de radio, especial para hablar de persona a persona y se pone a conversar con el amigo. Poco importa que éste camine en aquel momento por la Avenida Michigan o que esté esperando el tranvía. No tendrá la menor dificultad en encontrarlo”.
Esto ocurrió casi 50 años antes de la invención del celular.
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