martes, 28 de abril de 2009

SALVADO POR NO PODER



El 7 de Octubre de 1571 se lleva a cabo la “Batalla de Lepanto" en la cual se decide la suerte de la Europa cristiana, toda vez que queda desecho el poderío naval de los turcos.

En esta contienda queda manifiestamente demostrado el excelso valor de Miguel de Cervantes (quien pasado el tiempo habrá de ser el más grande de las letras hispanas), recibe, Miguel, tres arcabuzazos: dos en el pecho y otro que le destroza la mano izquierda, por lo que, al correr de los años se le aplique el apodo de “El Manco de Lepanto”.

Cervantes decide abandonar la milicia... ya son cinco los años que han transcurrido desde que salió de la patria; embarca en la galera "El Sol" con la finalidad de regresar a su tierra, pero tres galeotas corsarias al mando de Arnaute Mamí, un renegado albanés, abordan la nave española, reducen su resistencia y llevan cautivos a Argel a todos sus pasajeros y tripulantes.

 Cinco años y medio dura este cautiverio.

Todas las gestiones realizadas por su familia para obtener su liberación fracasan por falta de medios suficientes.

Hallábase ya Cervantes a bordo de una galera que lo iba a llevar a Constantinopla, cuando el fraile trinitario fray Juan Gil, encargado de rescatar a otro cautivo (el ilustre caballero don Jerónimo de Palafox), viendo que era insuficiente la suma de 500 ducados de oro que traía para ello, tuvo la piadosa iniciativa de ofrecer dicha suma para salvar con ella del cautiverio a otro español cualquiera, cuyo precio de liberación fuese menos elevado.

Un soldado raso como Cervantes, de nombre anónimo y de familia humilde, podía trocarse por dicha cantidad.

Y así fue cómo, por fin, pudo Cervantes, ya liberado emprender el regreso a la península.

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